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domingo, 31 de agosto de 2014

Fiambre de liebre a la gelatina .050

(Pain de liebre à la gelée).

Este fiambre es muy sabroso y de buena presentación; es parecido a una galantina, con la diferencia de que no se cuece en agua, sino que se hornea.

Nota.- Las cantidades expuestas en esta receta están establecidas sobre la base de 800 g de carne de hebra (peso neto); para obtenerlos, la liebre ha de pesar, con pellejo y tripas, alrededor de un kg y tres cuartos.
Si resultara menor cantidad de carne que la susodicha, se rebajarían proporcionalmente las cantidades estipuladas para los ingredientes restantes.
Este fiambre resultará tanto más suculento cuanto más liebre reintegre (hago esta advertencia por si hubiera quien le pareciera dema­siado poner una liebre entera).

Una liebre, 450 g de un picadillo fino, compuesto de toci­no gordo, ternera lechal y magro de cerdo, todo a partes iguales; 125 g de tapa de ternera, 150 g de lomo de cerdo, 150 g de jamón curado partido en cuadraditos, 250 g de tocino gordo (de este tocino se sacarán las lonjas necesarias para camisar el molde y lo restante se cortará en cuadraditos), 100 g de trufas, 2 huevos.

Para el adobo: 10 cdas de aceite, 10 cdas de vino blanco, 2 cdas de coñac, 1 rama de tomillo, 2 hojas de laurel, 6 ramas de pere­jil, 1 poco de orégano y cominos, 1 diente de ajo, pimienta negra en gra­no, sal.

Para la gelatina: los huesos de la liebre y 500 g de pata de ternera.

Se empieza a preparar la víspera.
La liebre, una vez despellejada, se vacía y se recoge con mucho cuidado toda la sangre que tenga en el interior, líquida y cuajada; se pone a dicha sangre un poco de sal para que no se cuaje.
Se reservan el hígado, los pul­mones, los riñones, la lengua y el seso.
Se deshuesa perfectamente la liebre, obteniendo así unos 800 g de carne.
Toda esta carne, así como los dentros reservados, se ponen en adobo con los ingredientes indicados al efecto y se dejan que se adoben durante veinti­cuatro horas.
Con los huesos, la pata de ternera y medio litro de agua se confecciona un caldo, que se hierve hasta dejarlo reducido a unas cinco cdas.
Luego se clarifica con una clara de huevo y se pasa por un trapo mojado; a continuación se deja en un sitio fresco para que se cuaje.
Al día siguiente se escurren bien los trozos de liebre; los muslos y la rabadilla, bien desprovistos del pellejito, que tienen adherido, se cortan en trocitos cuadrados, y todo lo restante, incluidas la lengua. el seso, etc., se pica muy fino; seguidamente se pasa por un tamiz y a continuación se mezcla con el picadillo de lomo, ternera y tocino; se añaden la sangre de la liebre, dos huevos batidos y se sazona con sal y pimienta y se mezcla perfectamente con la mano.
Se cortan lonjas de tocino muy delgadas y con ellas se forra o camisa un molde cuadrilongo (lo sobrante de tocino se corta en cuadraditos) y se cubre esta camisada (fondo o paredes) con una capa de picadillo o relleno.
Hecho esto se añaden lo restante de picadillo o relleno, el tocino, la ter­nera, el jamón, el lomo, la liebre y las trufas, todo partido en pedacitos cua­drados y bien regulares; se mezcla bien con la mano (con cuchara y tenedor no se amalgama bien), y a continuación se echa todo en el molde, se alisa bien, se cubre con lonjas de tocino y se pone a hornear a horno moderado durante una hora y media aproximadamente (estará en su punto cuando se atraviese fácil-mente el fiambre con una aguja larga).
Una vez cocido se hace escurrir toda la grasa que contenga el molde, se pone encima del fiambre una tablita con dos kilos de peso y se deja así durante doce horas (lo menos).
Se retira el peso, se quita la grasa que pueda tener el fiambre, se derrite la gelatina, se prueba ésta por si necesitara más sal y se echa en el molde hasta dejarlo bien cubierto y se deja así durante, veinticuatro horas (lo menos).

Nota.- Para que corra la gelatina por debajo en bastante cantidad se subirá un poco el fiambre y se sostendrá así, en alto, durante unos minutos.

Cuando la gelatina se haya cuajado se desmolda introduciendo el molde en agua tibia por breves instantes y volcándolo a continuación en una fuente.
Se adorna con lo restante dee gelatina.

Aves y caza - 03 .050

Falsificacion del pastel de liebre .048

Una libra de buey, otra de lomo de cerdo y un cuarterón de tocino.
Se pica y se mezcla todo, añadiéndole, también picadas, 2 cebolletas, medio diente de ajo, sal, 4 g de pimienta, 3 clavos de especia machacados, 1 vaso pequeño de Jerez, 1 cda de vinagre, 1 huevo batido y 1 cdilla de pan rallado.
Se pone todo en un molde y se mete en el horno.
Cuando el líquido está consumido y no queda más que un poco jugo se quita del molde, y al estar templado se vuelve a colocar en el mismo molde, que debe estar ya lavado y recubierto de masa de timbales, cubriéndolo con la misma masa y volviéndolo a colocar en el horno hasta que se cueza y dore.
Luego se quita del horno y se deja enfriar, sirviéndolo cortado en lonjas.

Aves y caza - 03 .048

Falsificacion de gallina en galantina .048

Dividid en tiras largas una libra de lomo de cerdo, media de jamón y un cuarterón de tocino.
Sazonad el picadillo con sal, pimienta, Jerez y el líquido de una lata de trufas, y amasadlo con un huevo.
Poned sobre, un paño una capa del picadillo preparado.
Intercalad trufas.
Sobre esta capa extended otra alternada de tiras de jamón, tocino y lomo.
Sobre ella otra de picadillo y trufas, y así sucesivamente.
Envolved el paño, dando a su contenido, la forma cilíndrica, cosedlo a lo largo y amarradlo fuertemente por las puntas.
Se cuece y se prensa en la misma forma que hemos dicho al hablar de la gallina en galantina, y se sirve en lonchas como aquélla.

Aves y caza - 03 .048

Faisan trufado .047

Faisán, trufas, carne de ternera y magro picado, tocino, jerez o coñac, sal.

Se adoba y se prepara como en la receta anterior.
Se mechan las pechugas con trufas, si no se tiene aguja de mechar se introducen con ayuda de un cuchillo de punta aguda.
Se le cortan los alones, el pescuezo y las patas, sujetando con un palillo la piel cortada o cosiéndola.
Se rellena con la ternera y el magro picado, añadiendo unas trufas también picadas, sazonándolo con una copa de coñac o jerez y la sal necesaria.
Se cose para que no se le marche el relleno.
Se ata los muslos al cuerpo, como los pollos.
Se cubre con lonchas de tocino y se mete al horno con un poquito de caldo o agua en la fuente para que no se queme.
Para servirlo se le quitan las lonchas de tocino y el hilo con cuidado. La salsa en salsera.
Puede también hacerse como el "pavo trufado".

Aves y caza - 03 .047

Faisan relleno .048

Se prepara un picadillo de tres partes de lomo de cerdo por una de jamón bien magro y media de tocino fresco bien salado.
El picadillo ha de ser gordo, para que las fracciones resulten poco más o menos del tamaño de avellanas pequeñas.
Se sazona este picadillo con pimienta, vino de Jerez, sal y el líquido contenido en una latita de trufas, añadiéndole trozos de éstas, aceitunas deshuesadas y setas.
Limpia el ave, se rellena con el picadillo, se sala y se rocín con el jugo de un limón, asándola al horno, valiéndose para ello del mismísimo proce-dimiento que queda indicado en la receta anterior.

Aves y caza - 03 .048

Faisan en su guiso .048

Desplumado y limpio el faisán, se sala y se coloca en una cacerola sobre una capa de lonchas de tocino.
Se pone al fuego, y cuando el tocino empieza a deshacerse se le incorpora un picado gordo hecho con media libra de jamón y media de lomo de cerdo, ambos bien magros.
Así que el ave está completamente dorada se separa de la vasija, poniendo en ésta 1 cacillo de caldo, 1 vaso de vino de Jerez, 2 cebollas, 2 zanahorias, un punto de pimienta y otro de clavo de especia.
Se cuece esta mezcla a fuego lento hasta que todas las partes sólidas se deshacen con facilidad, y entonces se machacan en el mortero y, una vez deshechas, se pasan por pasadera fina unidas al líquido.
A la salsa que resulta se le añaden rebanadas de trufas y setas cortadas a la mitad, y en ella se hace cocer de nuevo el faisán hasta que esté completa-mente blando, sirviéndolo entonces entero y bañado con la salsa.

Aves y caza - 03 .048

viernes, 29 de agosto de 2014

Faisan en salmis .050.2

Estilo cocinero.

Se asa el faisán (véase Faisán asado); a continuación se parte en seis pedazos y se quita la piel.
Se ponen los pedazos de faisán en una saltera al fuego con 100 champignons, 20 lamas de trufas, 1 cda  de coñac encendido y apagado y 2 cdas de esencia de champignons; se sazona con sal y pimienta, se cubre con un papel untado con mantequilla y se reserva al calor.
Previamente se habrá preparado una mirepoix rehogada con mantequilla; a este preparado se le añaden los huesos, el caparazón y la piel del faisán, todo muy machacado; 1 cda  de chalotes picaditos y un pellizco de pimienta.
Se moja con dos decilitros de vino blanco y se deja reducir dos ter­ceras partes; se añaden dos decilitros y medio de salsa española, un decilitro de esencia de faisán y se cuece 15’ a fuego lento. Se pasa por el chino, apretando mucho para exprimir bien toda la substancia; se añaden a lo pasado unas cdas de fumet y se pone al fuego; se cuece durante ocho minutos, espumando con esmero, y a continuación se echan por encima los tro­zos de faisán, pasándolo por el chino.
Se calienta el plato, sin que rompa el hervor, y una vez retirado del fuego se le añaden 35 g de mantequilla.
Se sirve en un plato calentado, adornado de costroncitos de pan untados con un puré de higadillos.

Aves y caza - 03 .050

Faisan en salmis .050.1

Véase Becadas en salmis.

Aves y caza - 03 .050

Faisan en galantina .048

La dificultad de encontrar viva un ave de esta clase en nuestros mercados, hace que sea esta receta casi una fantasía.
No obstante, ahí va por si algún afortunado mortal posee el «pajarito» y tiene valor suficiente para desposeerlo de la existencia.
Deshuesado el faisán en la misma forma indicada al hablar de la gallina en galantina, se procederá a rellenarlo de la siguiente manera:
Se prepara un picadillo de pechugas de ave (si pueden ser pollos, pichones y perdices, todo reunido, mejor).
Este se sazonará con sal, pimienta de Cayena, clavo de especia y un punto de moscada, amasándolo con huevo batido, vino de Jerez y el caldillo de una lata de trufas.
Se extenderá una capa en el interior del ave deshuesada, clavando en ella abundantes trozos de trufa.
Sobre esta capa se extenderá otra de tiras de lomo, jamón y tocino, alternadas, y sobre ésta otra de picadillo y trufas lo mismo que la primera, y así sucesivamente hasta llenar el faisán.
Se cose y se cuece en la forma que hemos dicho para la gallina en galantina, prensándolo y extrayendo la gelatina por el mismo procedimiento empleado al hablar de aquélla, y presentando el faisán en la misma forma.

Aves y caza - 03 .048

Faisan asado relleno con foie gras y trufas .050

Exactamente como la anterior, poniendo 300 g de telilla de cerdo y 200 g de Joie gras en vez de 500 g de telilla.
Se majan bien ambos ingre­dientes, se pasan por un tamiz, se agregan las trufas, el adobo de éstas, etc.

Aves y caza - 03 .050

Faisan asado con salsa de pan .050

(Bread sauce).

Se asa el faisán como lo tengo explicado y se presenta en una fuente adornado con. berros y rajas de limón, enviando en una salsera una salsa de pan a la inglesa.

Bread sauce (cocina inglesa).- Se hierven dos decilitros y medio de leche, adicionando 1 cebolla, 1 clavillo de especia, 1 pellizco de sal y una pizca de pimienta de Cayena.
Se añaden 40 g de miga de pan rallada y pasada por tamiz y se deja cocer durante 15’.
Retírense la cebolla y el clavillo de especia y añádanse, fuera del fuego, 25 g de mantequilla y dos cdas de nata.
Empléese.

Aves y caza - 03 .050

Faisan asado .050

El faisán se despluma, se destripa y se pasa por llama de alcohol; luego se limpia por todo con un trapo de cocina.
Se introduce una cda  de man­teca en el pájaro, armándolo como un pollo, cosiéndolo con hilo; se envuelve en tocino o en telilla de cerdo (si es tocino se sujeta con dos o tres vueltas de hilo) y, por último, se envuelve en una hoja de papel blanco engrasada con manteca; se coloca en una parrilla, se pone ésta en una tartera de asar y se introduce al horno regular.
Se calculará de 20 a 25’ de horneo por cada medio kilo­gramo de peso (el faisán se pesa envuelto ya en papel).
Seis minutos antes de terminar su cocción se quitan el papel y el tocino (siendo telilla de cerdo se deja) para que se dore bien por todo.
Cuando se observa que lo está ya, para comprobar si está cocido, se pincha el faisán con un cuchillo fino entre el pecho y muslo: el jugo ha de brotar blanco; si surge rosado hay que hornearlo un poco más.
Algunos cocineros suprimen el papel; siendo así, hay que rociarlo a me­nudo con su grasa, y para que ésta no se queme se pondrán unas cda s de caldo en la tartera.

Nota.- Se podrá igualmente asarlo en cazuela con manteca de cerdo, poniendo debajo 2 cucharas de madera para que no se queme ni se refría en la grasa. Se cocerá, tapado, con mucha calma, rociándolo a menudo con grasa.

Se trincha como un pollo; si es muy grande se podrán hacer dos pedazos de la pechuga, así como del muslo; se servirá en una fuente calentada, ador­nada con berros, enviando la salsa en salsera (la salsa se desengrasa, se alarga con un poco de caldo y unas gotas de jugo Maggi.
Si se quiere, puede adornarse el faisán con su cabeza y cola (resulta vis­toso, pero a la autora le parece sucio).

Aves y caza - 03 .050

Faisan asado .048

El faisán se asa de la misma manera que cualquier otra ave, bañándolo con manteca de cerdo después de limpio y salado, poniéndolo en el horno y teniendo cuidado de cubrir la superficie de la pieza, de cuando en cuando, con la manteca derretida que hay en el fondo de la vasija en donde se asa.
Es necesario que esté muy bien dorado en el momento de servirlo, lo cual se hará sobre cama de lechugas y escarolas sazonadas y adornada el ave con rajas de limón.

Aves y caza - 03 .048

Faisan asado .047

El faisán que tiene las patas ásperas es que es viejo. 
Se condimenta como el pavo y la gallina.

Faisán, tocino, coñac, ajo, sal.

Se pela y se limpia, adobándolo con sal y ajo y teniéndolo uno o dos días al sereno, como las becadas.
Se ata como los pollos por los muslos y las alas. 
Se rocía con coñac y se cubre con lonchas de tocino finas, se mete al horno echando en la fuente un poco de caldo o agua, para que no se queme ésta.

Para servirlo, una vez asado, se le quitan las lonchas de tocino y se sirve con su jugo.

Faisan al espeto .048

Otra de las fórmulas empleadas para la presentación de los faisanes consiste en asarlos sobre ascuas, después de salarlos y albardarlos con tocino.
Preparado el faisán en la forma dicha, se ensarta en una varilla de hierro que gira sobre dos pies, y se le dan vueltas hasta que la capa de tocino desaparece y el faisán se dora.
Antes de terminar por completo el punto de dorado se le abren unois agujeritos pequeños en la superficie, y en ellos se colocan trozos de trufas y jamón, alternados, dándole luego unas vueltas más y sirviéndolo rociado con su jugo.

Aves y caza - 03 .048

Faisan a la souvaroff .050

Exactamente igual que las Perdices a la Souvaroff, adicionando al salpicón de trufa fole gras, un poco de coñac y un pellizco de especias.

Aves y caza - 03 .050

Faisan a la hungara .050

1 faisán joven, 50 g de mantequilla, 2 decilitros de nata de leche cruda agria, sal y paprika.

Nota.- Si no pudiera agenciarse nata agria póngase nata fresca adicionada de zumo de limón.

Prepárese el faisán como para asado; sazónese por den­tro y por fuera con sal y paprika y póngase a cocer con la mantequilla en una cocotera.
Cuando esté casi terminada la cocción añádase la nata.
Termínese de cocer destapado y rociando a menudo el faisán con su propia salsa.
Sírvase en la cocotera.

Aves y caza - 03 .050

Faisan a la granvillaise .050

Faisán rehogado y presentado sobre un zócalo de pan con manzanas reine­tas y una salsa a la Granvillaise.
Se despluma, se destripa y se descañona bien un faisán joven y tierno; se envuelve en una lonja de tocino, que se sujeta con unas vueltas de hilo, y a continuación se pone en una cacerola con 2 cdas de mantequilla y un pellizco de sal y se cuece al horno, teniendo cuidado de rociarlo a menudo con su propia salsa.
Cuando esté cocido se retira el faisán de la cacerola y se conserva al calor mientras se prepara la salsa de la siguiente manera: se pone al fuego la cace­rola con la grasa del faisán, se añade un vaso de sidra y se deja reducir dos terceras partes; se añaden entonces dos decilitros de nata de leche cruda y se deja reducir a la mitad; se añade una copita de Calvados (aguardiente de sidra); cuando rompe el hervor se retira y se incorporan, fuera del fuego, 60 g de mantequilla.
Se sazona con sal y pimienta, se pasa por la estameña y se calienta, sin que rompa el hervor.
Se quita al faisán la lonja de tocino y los hilos, se coloca sobre un zócalo de pan y manzanas reinetas y se adorna alrededor con rodajas de limón y berros.
Sírvase, enviando la salsa en una salsera calentada.

Aves y caza - 03 .050

Faisan a la demidoff .050

Véase Pollo a la Demidoff.

Aves y caza - 03 .050

Faisan a la crema .050

Véase Perdiz a la crema. 

Aves y caza - 03 .050

Faisan .050

Para que esté tierno ha de ser matado de varios días (recién muerto re­sulta tan duro que no hay manera de hincarle el diente, sin contar que su sabor es nulo); es difícil precisar cuántos días de mortificación son necesarios, pues dependerá del tiempo, más o menos frío, que haga y, sobre todo, del gusto pecu­liar del que lo vaya a comer; unos lo quieren más hecho que otros.
Sin embargo, un promedio prudencial lo constituirán cuatro a seis días de mortificación al aire libre (nunca menos de cuatro).
Se colgará por las patas y se tendrá cuidado de resguardarlo de la lluvia.

Aves y caza - 03 .050

Faisan .048

Podemos decir que hace poquísimos años que el faisán es conocido y saboreado en nuestra nación.
Antes era casi una figura mitológica; la mayor parte de los csparioles no lo conocían o cuando más lo habían admirado en alguna colección zoológica, de esas que traían monas amaestradas y focas que decían «papá» y «mamá» y que, a la manera de aves veraniegas, caían sobre los pueblos, estable-ciéndose en desvencijados barracones de madera, en donde los propietarios o domadores hacían la exhibición amenizando el espectáculo con los imper-donables acordes de un furioso organillo, y anunciándolo de sesión a sesión con elocuentes discursos como aquel que empezaba:
«Aquí podrá ver y observar el respetable público la foca marina de dulce mirar y seductora sonrisa...», etc.
Antes el faisán era bocado de reyes o de potentados, peru Francia, que en esto, como en todo, o mejor dicho, más que en nada, marcha al frente de la civilización europea, se ha empellado en que comiesen también faisán los que no tienen dos peselas, y hoy el mercado nos lo ofrece a precios, sino moderados, por lo menos asequibles a la mayor parte de las fortunas, pues un faisán no suele exceder de dieciocho a veinte pesetas.
Una prueba de que el predominio del faisán data de muy pocos años acá, es que la mayor parte de los escritores culinarios modernos apenas se ocupan de él en sus tratados, y el mismo Angel Muro al escribir su inimitable Practicón, pasó sobre este punto como por sobre ascuas, tratando al «pajarito» como un ave rara; rara avis, que decía el latino, y perdóneseme la traducción un tanto libre.
Lo cierto es que los que vivimos en el siglo XX, siglo del modernismo, tenemos el indiscutible derecho de comer faisán, y por eso lo trataremos con alguna más confianza que lo hicieron nuestros abuelos y nuestros padres.
Quédense todavía para alimento de hadas las lenguas de canario y los filetes de pechuga de pájaro-mosca; pero venga a nosotros la preciada ave que nos ocupa, y en nuestras cocinas será tratada ya sin más miramientos que los tributados a un capón de Villalba o a una gallina cebada.
Quedamos, pues, en que el faisán no es ninguna cosa del otro mundo, y que hoy puede comerlo todo aquel que lo desee, teniendo apetito y cuatro duros disponibles, o en defecto de ellos un amigo que sea tan generoso que lo mande a casa.

Aves y caza - 03 .048

Espuma de gallina .048

Coced hasta la exageración la pechuga de una gallina.
Cuando se deshaga con facilidad pasadla por pasadera de cerdas.
Preparad un cuartillo de salsa bechamela, y a la mitad de ella añadirle, la pasta de pechuga de gallina, incorporándole además tres claras de huevo, batidas a punto de nieve, y un poco de ralladuras de nuez moscada.
Recubrid un molde con grasa y pan rallado, poned en él la pasta y metedlo en el horno un cuarto de hora antes de servirse.
Al salir bañadlo con la salsa bechamela reservada, y llevadlo a la mesa inmediatamente, a fin de que no baje.

Aves y caza - 03 .048

Chuletas de pichones a la castellana .050

(Cotelettes de pigeonneaux á la Chateleine).

Medios pichones deshuesados, rellenos, moldeados en forma de chuleta, empanados y emparrillados; llevan una guarnición de champignons y fondos de alcachofas al jugo.

Para 6 personas

3 hermosos pichones jovencitos, 6 fondos (corazones) de alcachofas, 250 g de champignons, media cebolla, 2 escaloñas (o 2 dientes de ajo), media cda  de perejil picado, 1 vaso de buen vino blanco, 100 g de mantequilla, 10 g de harina, 2 decilitros de jugo de ternera casero, un poco de fécula, 4 cdas de aceite, 2 huevos y miga de pan rallado (sin tostar), sal, pimienta y nuez moscada.

Tiempo necesario: 50’, pero puede prepararse con anticipa­ción, emparrillan-do las chuletas unos 12 o 15’ antes de cuando se vayan a servir.

Los pichones, previamente desplumados, flameados y destripados, se parten en dos mitades en sentido horizontal (a lo largo).
Se deshuesan lo mejor que se pueda, sin estropearlos, dejándoles tan sólo el hueso de la pata para que haga de mango luego.
En una sartén se ponen 20 g de mantequilla y 1 cda  de aceite fino; se sazonan los medios pichones con sal y pimienta y se ponen en la sartén al fuego; se sofríen por espacio de 7 u 8’ a fuego vivo y destapados.
A continuación pónganse entre dos platos con peso encima hasta que se enfríen (se colocarán las mitades de los pichones una al lado de la otra, y si es necesario pónganse en dos fuentes, nunca amontonadas).
Mientras tanto prepárese la farsa o relleno. (Siendo frescos los champi­gnons córtese lo malo de los rabos, lávense y séquense perfectamente.)
Se­párense unos cinco o seis champignons (los más hermosos) y los restantes píquense bien fino.
En la sartén donde se frieron los pichones añádanse más mantequilla y aceite.
Caliéntese, échense la cebolla y las escaloñas (o los ajos), todo bien picadito, y dórese, removiéndolo con una cuchara; ya dorado, añádase el pica­dillo de champignons, sazónese con sal, pimienta y una pizca de nuez moscada y rehóguese todo a fuego vivo.
Añádanse entonces el vino y el caldo y hágase hervir; después de unos minutos de ebullición (cuando el líquido se haya casi consumido) añádanse 20 g de mantequilla manié (10 g de harina y 10 g de mantequilla mezcladas) y sígase la cocción hasta obtener una pasta bien espesa (si es necesario, para que engorde añádase una cda  de miga de pan rallado).
Bien espesa la farsa, complétese añadiéndole el perejil picado y los higadillos de los pichones bien picaditos.
Extiéndase esta farsa en un plato y déjese enfriar (corriendo prisa empléese en caliente).

Las chuletas de pichones.- Repártase entre los seis trozos todo el relleno, colocándolo en la parte interior en forma de cúpula; pásese a continuación por huevo batido, adicionado de sal y de una cda  de aceite, y envuélvase perfectamente en miga de pan rallado (sin tostar), procurando darles la forma de una chuleta (la pata figurará el hueso).
Una vez bien empanadas ténganse en un sitio fresco hasta el momento de asarlas en la parrilla.

La guarnición.- Córtense los champignons en lonchas, pónganse en una sartén con un poco de mantequilla y aceite y háganse freír.
Las alcachofas, desprovistas de todas sus hojas, se tornean; luego córtense en rajitas y saltéense con mantequilla y aceite hasta dorarlas.
Téngase el jugo de ternera en una cacerolita al fuego y hágase hervir; cuando esté en ebullición líguese con un poco de fécula previamente diluída con caldo frío; conseguido esto échense en este jugo los champignons y las alcachofas y há­ganse cocer despacio mientras se emparrillan los pichones.
Téngase puesta una parrilla al fuego (a poder ser sobre brasas) y cuando esté bien caliente rocíense los pichones con mantequilla derretida y pónganse encima de la parrilla.
Cuando se hayan tostado por ese lado déseles vuelta para que se tuesten por el otro.

Nota.- Se podrá obtener el mismo resultado colocando las chuletas de pichones en una placa y después de rociarlas abundantemente con mantequilla derretida meterlas al horno muy caliente hasta tostarlas.

Presentación del plato.- Colóquense las chuletas, formando corona, en una fuente redonda, calentada; en cada hueso póngase una chorrera de papel, y en el centro la guarnición de alcachofas y champignons.

Sírvase.

Aves y caza - 03 .050

Chuletas de jabali al natural .048

Es conveniente que el costillar del jabalí que se ha de destinar a chuletas quede colgado al aire por espacio de veinticuatro horas.
Se separan luego las chuletas y se frotan con ajos machacados, exten-diéndoles por ambas caras una ligerísima capa de manteca de cerdo.
Se tiene bien caliente una parrilla y sobre ella se colocan las chuletas, dejando que el fuego las pase bien de parte a parte.

Aves y caza - 03 .048

Chuletas de jabali .050

Se preparan como las de cerdo y se ponen en adobo o marinada durante veinticuatro horas; se secan perfectamente con un trapo limpio, se fríen en aceite hirviendo, se escurren y se colocan en una fuente redonda, alternán-dolas con costrones de pan fritos; se sirven, enviando aparte cualquier salsa apropia­da (pimentada, venaison, romero, victoria, etc.)

Aves y caza - 03 .050

Chuletas de corzo a la bechamela .048

Se rehogan las chuletas de corzo en manteca de vacas, habiéndolas mazado y salado anteriormente.
Se prepara una bechamela, y cuando hierve y espesa se bañan en ella las chuletas, colocándolas después cuidadosamente en una fuente y sin que toquen unas a otras.
Cuando han enfriado se envuelven en huevo batido primero, y después en ralladuras muy finas de pan, y se fríen de nuevo en manteca de vacas o de cerdo, según el gusto de cada cual, procurando que se doren bien y sirviéndolas en fuente redonda, colocadas en forma de corona, rellenando el interior con hojas de lechuga aderezada y circundando el exterior con ruedas de limón.

Aves y caza - 03 .048

Chochas o ave frias .047

Las chochas o ave-frías, para cocinarlas no se les quita la cabeza.
Admiten las mismas fórmulas que el pato, es decir, se cocinan como éste.

Aves y caza - 03 .047

Chochas, cercetas y alondras .048

Hacer fórmulas separadas para cada una de estas aves resultaría pesado y monótono.
Baste decir que siendo su carne parecida a la de las perdices y codornices, son susceptibles de ser condimentadas por los mismos procedimientos empleados para aquéllas, con cuyas composiciones habrán de resultar siempre bien.

Aves y caza - 03 .048

Chimbos (pajaritos) a la bilbaina .050

Desplúmense, destrípense, límpiense con un trapo y cór­tenseles las patitas y el pico; fríanse en una sartén con manteca de cerdo o aceite fino; ya hechos escúrranse a un plato calentado y consérvense tapados al calor.
En la misma grasa échese pan rallado mezclado con perejil picado y, si gusta, póngase también un poco de ajo picado; salpiméntese, revuélvase un poco y, bien caliente, viértase por encima de los pajaritos.
Si tuviera de­masiada grasa quítese.
Sírvase.

Aves y caza - 03 .050

Chaudfroids o supremas de ave y caza .050

Observación sobre los chaudfroids o supremas.- Chaudfroid (vocablo francés que por el uso se ha adaptado al español) quiere decir caliente-frío.
En efecto, estos manjares se cuecen o se asan primero y, una vez fríos, se terminan de preparar, sirviéndolos muy fríos.
La característica de estos platos consiste en envolverlos, una vez frios, en una salsa chaudfroid, abrillantándolos luego con gelatina de carne.
Los chaud­froids son platos caros, pero muy selectos; nosotros, fieles a nuestra norma, exponemos sus recetas íntegras; pero queriendo que resulten más económicos se suprime la gelatina de carne, sustituyéndola con el líquido de cocimiento del ave, de la caza, etc.
Este líquido o caldo, adicionado de cola de pescado, se clarifica luego como lo tengo explicado para la gelatina de carne y se mejora con unas gotas de jugo Maggi y se aromatiza con un vino generoso: Jerez, Madera u otro similar.
Desde luego que nunca tendrá la suculencia de una gelatina de carne, ave o pescado cocinada con todas las de la ley; pero sí resultará mucho más económico.

Aves y caza - 03 .050

Chaudfroid o suprema de pato .050

(Chaud froid (supréme) de canneton).

Un pato de un kg, 750 gde peso (pesado después de desplumado, pero no vaciado aún), 50 g de tocino gordo, 50 g de cebollas, 60 g de zanahorias, 1 cda de harina, 1 cda de puré de toma­te, 2 decilitros de vino blanco, 4 decilitros de jugo (un caldo muy concen­trado), medio litro de gelatina de carne, 1 copa de vino de Madera, 1 copa de coñac, 1 ramito de hierbas aromáticas, 2 clavillos de especia, 2 dien­tes de ajo, 1 pellizco de especias molidas, 60 g de mantequilla y 1 cdita de jugo de limón.

Una vez flameado y destripado se reservan los dentros para confeccionar la salsa y se asa al horno según costumbre.
Una vez frío se procede a trincharlo como se acostumbra a hacerlo para un pato; es decir, se hacen cinco filetes a lo largo del pecho, y con los muslos se hacen dos pedazos.
Se quita toda la piel que los envuelve y se pica dicha piel con todos los despojos: caparazón, pescuezo, molleja, etc., que se utilizará para la salsa.
En una cacerola se ponen 50 g de tocino gordo partido a trozos; cuando se haya derretido se ponen todos los despojos del pato (menos el hígado, que se reserva), se añade la cebolla y la zanahoria partidas en trozos y se rehoga bien todo con cuidado de que no se queme la cebolla.
Agréguese entonces una buena cda de harina y dórese un poco; añádanse entonces el puré de tomate, el vino blanco y el jugo o caldo.
Mézclese bien y viértase todo en un perol (el cambio de utensilio es para que hierva más despacio y se consuma menos que en una gran cacerola, siendo necesario, sin embargo, rehogarlo primera-mente en esa cacerola para que se dore por igual); añádanse el ramito de hierbas, los dientes de ajo, los clavillos de especia y las especias molidas y hágase hervir a fuego lento hasta que las carnes se hagan pedazos y la salsa haya quedado reducida a la mitad, o sea a un cuarto de litro.
Pásese todo por el chino, apretando un poco para extraer bien la substan­cia, pero no demasiado para que no pasen parcelas de carne.
A continuación póngase en un perol al fuego, dándole un poco de inclina-ción, y hágase hervir muy lentamente, espumándolo esmeradamente (aprox. durante me­dia hora).
Unos minutos antes de terminar la cocción se agrega el hígado del pato y se pasa todo por un tamiz, apretando con la seta de madera.
Seguidamente se adicionan a lo pasado el jugo de limón y la mantequilla partida en trozos; se rectifica la sal y pimienta (la salsa ha de brillar y tener la consistencia de una crema); se le agrega entonces medio decilitro de gelatina de carne y acto seguido se procede a salsear los trozos de pato.
Para esto se introducen en la salsa y una vez bien envueltos en ella se sacan, pasándoles por debajo un tenedor (no se p;nchan ni antes ni después), y se van depositando en un plato, y mejor aún en la rejilla de los postres, y se dejan enfriar perfec­tamente.
Una vez bien cuajada la salsa se sumergen uno por uno en gelatina de­rretida y muy fría y se vuelven a dejar sobre la rejilla hasta que estén muy fríos y brillantes.

Presentación del plato.- La presentación será más o menos sencilla, según la cantidad de gelatina que se tenga: los trozos sencillamente amontonados en el centro de una fuente redonda, adornando alrededor con gelatina picada o bien poniendo en el centro una pirámide de gelatina picada y apoyándose en ella los trozos de pata.
Alrededor se hace una cenefa con costrones de ge­latina y rajas de trufas.

Aves y caza - 03 .050

Chaudfroid de perdices .050

Perdices asadas, trinchadas, envueltas en una salsa chaudfroid y presen­tadas con gelatina.

3 perdices jóvenes, 3 lonjas de tocino, 80 g de mantequilla, 1 cda de harina, 1 zanahoria, 1 cebolla, 2 chalotes, 1 diente de ajo, 1 litro de gelatina, medio litro de jugo o fondo de ternera, medio litro de vino blanco, perejil, laurel, tomillo, sal y pimienta.

Téngase preparado un litro de gelatina de carne bien cargada de patas de ternera (el litro de gelatina se medirá antes y se dejará cuajar; conviene tenerla hecha la víspera); téngase igualmente confeccionado medio litro de jugo o fondo de ternera.
Las perdices han de ser muy jóvenes y tiernas; se envuelven en lonjas de tocino y se asan; después de asadas déjense enfriar perfectamente.
Quítense entonces a las perdices el tocino y la piel; trínchense 'de manera que las pechugas queden enteras; córtense las alas hasta el segun­do juego; resérvense las pechugas para ponerlas en chaudfroid; con todo lo demás confecciónese una salsa chaudfroid.
Resérvense las pechugas tapadas en un sitio fresco.
Primeramente se cocinará la esencia o fumet de perdiz.
Para eso precisa tener preparado un buen jugo o fondo de ternera; póngase en una cacerola sobre el fuego un litro de dicho jugo, adicio­nándole medio litro de vino blanco, una zanahoria y una cebolla, ambas cor­tadas en trozos; dos chalotes, un diente de ajo, perejil, tomillo y laurel (no se añade la sal hasta el final, porque el jugo ya la tiene y no vaya a resultar luego muy salado).
Se añaden además las patas, muslos, caparazón, etc., de las tres perdices, que es lo que da a la salsa el sabor de esencia o fumet de perdiz, y se deja cocer destapado hasta dejarlo reducido, por evaporación, al volumen de un cuarto de litro.
Pásese por el chino, apretando mucho para ex­traer toda la substancia; desengrásese; resérvese.
Póngase al fuego una cacerolita con 30 gde mantequilla y una eucha, rada de harina; cuézase hasta dorarlo un poco; deslíese con la salsa o fumet de perdiz y cuando arránque el hervor agréguense 100 g de gelatina de carne.
La salsa chaudfroid estará en punto cuando la cuchara quede bien envuelta con una capa siruposa y brillante; si ro quedara así habría que añadirle más gelatina,
La salsa necesita limpiarse (depouiller).
Para eso hágase cocer suave­mente, dando inclinación a la cacerolita para que la espuma y nata se amon­tonen en un costado; a medida que van subiendo estas impurezas a la super­ficie retírense con una cuchara de plata o metal (aprox. necesitará unos veinte minutos de espumación).
Pasado este tiempo pásese la salsa por la estameña; ya pasada agrégue­sele lo restante de la mantequilla dividida en trocitos para que se ligue mejor (no se vaya, por abreviar, a derretirla a fuego, pues se hace aceite).

Chaudfroid de las pechugas.- Hay que operar de prisa para que no se cuaje la salsa.
Introdúzcanse las pechugas en la salsa: han de quedar bien envueltas.
Levántense con cuidado, pasándoles un tenedor por debajo, y para que escu­rran la salsa sobrante deposítense a medida sobre la rejilla de pasteles.
Déjen­se en un sitio fresco (a poder ser, en la nevera) hasta que se cuajen (aprox. unos 30’).
Para abrillantarlas viértase un poco de gelatina derretida por encima de ellas (la gelatina se ha de derretir sin que llegue a calentarse) y déjese cuajar.
Colóquense en una fuente de plata de forma redonda sobre un lecho de gelatina picada; adórnese con una cenefa de costrones de gelatina, y si se quiere que resulte más suculento pónganse también trufas (enteras, picadas o en rodajas).
Sírvase muy frío.

Nota.- Si se quiere que tenga mejor presentación se montarán sobre un zócalo de pan.

Aves y caza - 03 .050

Chaudfroid de ave a la aurora .050

(Chaudfroid de volaille à l'aurore).


Exactamente igual que “chaudfroid de ave .050”, añadiendo a la salsa chaudfroid una pizca de nuez moscada, otra pizca de pimienta de Cayena y tres cdas de tomate concentrado, a fin de darle a la salsa un tinte rosado muy pro­nunciado, que es la característica de los platos a la Aurora.

Chaudfroid de ave .050

    Para este plato se empleará un pollo muy hermoso o, mejor aún, una polla (poularde); pero en el menú se denominará siempre Clrnud­froid de poularde al aspic, o chaudfroid de poularde au Bellevue, u otro ape­lativo análogo, por resultar más... pomposo.
Cuando se quiere refinar se utilizan solamente las pechugas, y lo restante del volátil se aprovecha para unas croquetas, unos balotines o unas conchas (resultará más ventajoso adquirir pechugas de pollo y cocerlas en jugo o gelatina).

Un pollo o poularde de un kg 800 g litro y medio de gelatina de carne, tres cuartos de litro de salsa chaudfroid, 1 copita de vino de Jerez (facultativo), 3 ó 4 trufas bien negras, grandes y redondas.

Confecciónese la víspera la gelatina de carne; después de clarificada añádase el vino de Jerez en vez del vino blanco, o los dos.
Vaciado y chamuscado el pollo sujétese con un hilo bala, frótese por todo con zumo de limón, envuélvase bien en dos lonjas de tocino y póngase en una cacerola ajustada a la medida del ave y viértase gelatina derretida hasta cubrirla; si no la cubriera se añade un poco de agua, lo justo para no adel­gazar mucho la gelatina.

Nota.- La advertencia de que la cacerola no sea mayor de lo debido es para que el pollo bañe bien en la gelatina, pues si dicha cacerola tuviera más capacidad de la necesaria no bastaría el litro y medio de gelatina para cubrir el volátil, alte­rando las proporciones.

Una vez el pollo en la cacerola con la gelatina póngase al fuego; cuando arranque el hervor espúmese; áñadase una cebolla y tápese, dejando una rendija para que salga el vaho; métase al horno y cuézase durante unos 55 a 60’ (para mayor seguridad se pincha un muslo: si brota una gota rosada es señal que necesita unos minutos más de cocción, estando en punto cuando brota blanca).
Una vez cocido se deja enfriar perfectarnente, sin quitarle el tocino.

Confecciónese una salsa chaudfroid.- Para esto pónganse 60 gde man­tequilla en una cacerola al fuego; cuando se haya derretido añádanse 50 g de harina; cuézase sin dorarla; agréguense 25 g de champignons bien pica­ditos; deslíese con nueve decilitros del líquido de cocimiento del pollo; cuando esté casi cocido agréguense dos decilitros de nata cruda, cuatro decilitros de gelatina muy cuajada y, por último, tres yemas de huevo; rectifíquese la sal y déjese enfriar, moviéndola a menudo con un batidor.
Nota.- De no disponer de más gelatina que la utilizada para la cocción del pollo, y si ésta no se cuajara bastante dura, habría que darle más consis-tencia, añadiendo cola de pescado.

Una vez todo en su punto quítense al pollo el tocino, el hilo y la piel; trín­chese y sumérjanse los pedazos en la salsa, empezando por los más gruesos.

Nota.- Siendo exclusivamente pechugas se deshuesan y se cortan para darles una buena forma.

La salsa ha de envolver perfectamente los trozos (si no quedan cubiertos es señal de que na se ha enfriado bastante; tampoco la capa ha de ser muy espesa, pues resulta menos fina), y una vez bien salseados se depositan en una fuente y se dejan en un sitio fresco o en la nevera hasta que la salsa se haya cuajado (en la nevera, dos horas).
Hecho esto se adornan los trozos con pedacitos de trufas cortadas en dis­cos o estrellas y a continuación se vierte gelatina por encima de los trozos de pollo hasta dejarlos bien cubiertos y relucientes; se dejan de nuevo cuajar (en la nevera bastarán unas dos horas; sin hielo, diez o doce horas).

Aderezo del plato.- En una fuente redonda colóquense los trozos de pollo en pirámide; siendo solamente pechugas móntense una sobre otra, formando un círculo; adórnese la fuente con gelatina picada, trufas picadas o moldea­das, costrones de gelatina y lamas de trufas.

Sírvase muy frío.

 (Chaudfroid de volaille).

Aves y caza - 03 .050