Para el bizcocho (molde de 22cm):
300 g de castañas
1/2 taza de leche
75 g de mantequilla en punto pomada
100 g de azúcar
2 huevos
1 cdita de levadura en polvo
2 cdas de almendra molida
1 pizca de sal
agua
Pelamos las castañas (la piel
externa nada más) y las cocemos en agua con una pizca de sal durante 20′. Las
dejamos enfriar y le sacamos la piel interior. Las pasamos por la batidora
añadiéndole la leche tibia poco a poco y trituramos totalmente hasta obtener un
puré fino.
Separamos las yemas de las claras y
montamos éstas a punto de nieve.
Batimos las yemas con el azúcar y
cuando hayan blanqueado le añadimos el puré de castañas. A continuación las dos
cdas de almendra. Removemos suavemente.
Agregamos la mantequilla en punto
pomada y la levadura. Cuando tengamos una mezcla homogénea, añadiremos poco a
poco y con cuidado las claras a punto de nieve.
Precalentamos el horno a 180º.
Engrasamos un molde, vertemos la
mezcla y horneamos aprox. durante 30′.
Este es un bizcocho húmedo por
tanto no podréis guiaros metiendo una aguja en el interior del mismo.
Estará en su punto cuando esté
dorado por encima. Reservamos.
Para la mousse de castaña:
500 g de castañas
200 +100 ml de nata para montar
4 claras
10 cdas de leche
4 cdas de azúcar
agua
2 cdas de coñac
chocolate rallado al gusto
1 pizca de sal
1 sobre de gelatina en polvo
Pelamos las castañas y las cocemos
en agua con una piza de sal durante 20′. Las dejamos enfriar y le sacamos la
piel interior. Las pasamos por la batidora añadiéndole la leche tibia poco a
poco y trituramos totalmente hasta obtener un puré fino.
Montamos por un lado las claras a
punto de nieve y por otro los 200 ml de nata restantes.
Ponemos a fuego lento 100 ml de nata
con el azúcar y el coñac. Una vez que esté a punto de hervir echamos la
gelatina en polvo y removemos muy bien hasta que no queden grumos. Dejamos
templar.
Una vez que esté templada la
mezcla, añadimos el puré de castañas que previamente habíamos hecho y el chocolate
rallado según nos guste.
Por último poco a poco y con
cuidado añadiremos alternativamente las claras montadas y la nata, teniendo
cuidado de no bajar la mezcla.
Para el glaseado brillante:
80 ml de nata
120 g de azúcar
97 ml de agua
40 g de cacao puro en polvo
4 hojas de gelatina neutra
Hervir la nata líquida, el azúcar y
el agua. Añadir a continuación el cacao, remover bien hasta que no haya ningún
grumo y calentar hasta 103º. Enfriar y agregar a 60º las hojas de gelatina
escurridas, previamente puestas en remojo durante 5′ en agua fría. Usamos la
mezcla cuando llegue a 40º.
Si tenemos el glaseado preparado
con antelación no hay problema. Lo calentaremos hasta 40º para poder usarlo.
Montaje de la tarta:
Colocamos sobre la fuente de presentación
el bizcocho desechando los bordes para que quede más vistoso.
Lo calamos con un almíbar hecho con
brandy, agua y azúcar.
Alrededor del bizcocho ponemos un
aro bien apretadito que haremos con una lámina de acetato.
Vertemos la mousse de castaña por
encima y dejamos reposar en la nevera toda la noche.
Al día siguiente cubrimos con el
glasedo de chocolate y ponemos en la nevera un mínimo de 2 horas.
Personalmente creo que la tarta
gana mucho en sabor pasado un día completo en la nevera una vez que esté
completamente montada.
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